sábado, 19 de abril de 2014

Tu no decides dónde nacer, solo naces dónde debes nacer.

A veces no comprendes la razón por la cual estas en este mundo, cuál es el propósito de esta vida fugaz y sin sentido.
A partir de esto, todas las personas de este mundo le han buscado una respuesta a esta constante y perturbadora cuestión, así fue que nació la religión, que en un principio busca la respuesta pero que con el paso del tiempo pasa de una guía a un tormento, el cual te intimida, te limita en ti mismo y en los pensamientos de una persona que no sabes quién es.
Algunos dicen que somos lo que somos producto de un azar evolutivo, otros creen que fuimos creados por un dios bondadoso a su imagen y semejanza; que nos deformamos y nos convertimos en estos monstruos buscadores de poder y riquezas para vivir mejor de lo que lo hacen muchos  por culpa de un servidor pervertido del “creador”.
En un momento de desesperación intentas buscar respuestas, pero nadie te las da. Todos estamos en este mundo producto de la irresponsabilidad de los que nos crean,  nos dan la vida si siquiera habérsela pedido. Pero que al final la disfrutamos de alguna manera…
Ya que no hay solución a este dilema que poco a poco me atormenta y me tiene a pocos metros de la profunda fosa del delirio. Prefiero creer en algo que me dé esperanzas, ese algo es Jesús que murió por mí y por ti para darnos la salvación.
                                                                                                 

Luis Felipe Barreto Araujo